jueves, 4 de febrero de 2010

LA NIÑA DE LA TARIFA PLANA

La niña de la tarifa plana, cada tarde, a las seis en punto, ponía en marcha su ordenador y se conectaba con el mundo. A través de la pantalla vivía emociones sin fin, reía, lo pasaba bien y había veces que incluso lloraba. La niña de la tarifa plana no hubiera podido existir, ella lo veía así, sin su conexión diaria de realidades. Su existencia a partir de las seis de la tarde era lo que lograba que ella pudiese, hasta esa hora en punto, ni un minuto más, resistir y sobrellevar el largo y tedioso día.

Cuando se enamoró, su gozo fue completo. Minutos antes de que el reloj marcase las seis en punto, ella estaba preparada, ardiendo de pasión por estar con su amor y sabiendo que, al otro lado de la pantalla, a su enamorado le ocurriría igual. Y al conectar los dos, por fin, su alma se extasiaba. Algún día, quizá, es posible, nos conoceremos, amor, decía ella, pero ahora, mi vida, vivamos intensamente este cariño que la bendita tarifa plana nos ha brindado. Y si él insistía en conocerse personalmente, ella, pizpireta y coqueta, decía al amor de su corazón: así estamos muy bien, cariño, porque... ¿y si luego no nos gustamos?.-

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