Comienza a amanecer en la gran selva amazónica. El silencio furtivo y los peligros de la noche dan paso a una algarabía de sonidos sin fin, dando fe de que la vida animal, intensa en esos parajes, despierta y revive con cada amanecer.
Apenas recortadas sus siluetas por la umbría luz matutina, dos seres se encuentran de repente frente a frente, sin que nunca antes se hubieran visto. Se miran vacilantes, y después de estudiarse ambos detenidamente, se adelanta uno de ellos, el que sin duda es más decidido, dirigiéndose al otro.
- ¿Me ves mona?
- Sí, muy mona. Y tú, ¿me ves mono?
-Sí, muy mono.
Y cogidos de la mano se pierden en las profundidades de la selva, inmensamente felices por haberse encontrado.-
martes, 2 de febrero de 2010
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