martes, 2 de febrero de 2010

EMOCION EN LA PENSION

Avancé por el pasillo en penumbra intentando no tropezar contra nada, y poder escuchar cualquier sonido que pudiera surgir de alguna de las habitaciones de la pensión en la que me había colado. Me mordía las uñas por la emoción del peligro cuando oí suspiros y murmullos que salían de una de las habitaciones del fondo. Entonces, me acerqué a la habitación caminando sigilosamente, como había hecho desde que había entrado en la pensión. Durante unos segundos acerqué mi oreja a aquella puerta y escuché atentamente. No había ninguna duda: algo ocurría en esa habitación. Los suspiros iban en aumento y también los jadeos. La emoción me hacía transpirar y noté mi camisa completamente mojada. Por fin había llegado mi momento. Fue entonces cuando aporreé la puerta con mis puños. Lo hice con mucha furia, al tiempo que di muchas y fuertes patadas, y finalmente, antes de irme corriendo, grité: ¡Cabrones! ¡Aquí se viene a dormir y no a suspirar!
Bueno, mañana iré a otra pensión, es altamente emocionante.

No hay comentarios: