Érase un hombre que escribía tantos cuentos, y tan variados, que un día, buscando un cuento determinado se perdió entre ellos y no supo dónde se encontraba. Los personajes de los cuentos le veían pasar y se decían: ¿quién será éste que anda por aquí. perdido? Y lo que el hombre hizo, fue empezar a contar nuevos cuentos a esos personajes. No sabía hacer otra cosa, por lo visto. Y eso le salvó de vagar entre cuento y cuento y entre siglo y siglo, pues apenas comenzó a narrar, los personajes lo reconocieron al instante y le llevaron en volandas hasta el agujero de salida de los cuentos, colocando a sus pies, justo antes del letrero que decía “Salida de los cuentos”, una bonita alfombra, tejida, al parecer, por manos expertas, las mismas manos, quizá, que tejieron la antigua, famosa y por ello conocida como “La alfombra mágica”.
Un personaje muy estirado, al parecer alguien principal, le dijo cuando los demás habían terminado la colocación de la alfombra,: Subid, mi señor, a esta alfombra que os trasladará de nuevo, y en un santiamén, ante vuestro teclado de escribir cuentos.
Y efectivamente, tan pronto el hombre subió a la alfombra se encontró ante el teclado, en donde ahora mismo se halla, terminando de escribir ésta su pequeña odisea.-
jueves, 4 de febrero de 2010
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