jueves, 4 de febrero de 2010
ENCUENTRO DESEADO
Por fin nos encontramos. Cuando nuestro amor culminaba entre suspiros, me dijo: ten cuidado, no nos hemos puesto protección y, aunque lo deseo, no quiero un hijo tuyo. Me separé con pesar, lamentando sus palabras. Lo hice justo un segundo antes, en el momento preciso, y vi sus muslos morenos salpicados de blanco. Cuando me iba, le dije: hasta una próxima vez, cielo, si es que nos volvemos a ver. Pude oír, al salir por la puerta, cómo ella me decía: vuelve, amor, como siempre, ya sabes que nuestros doce hijos te adoran.-
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