Estábamos en la habitación del hotel, a punto de quitarnos la ropa para hacer el amor, cuando él me dijo: espero que no te asustes ni te asombres de como soy cuando me veas desnudo. ¿Asombrarme? le dije riéndome. Y añadí: ¿acaso eres un marciano? Si, me contestó, riéndose él también conmigo.
Cuando me arrojé al vacío desde la ventana de aquel quinto piso, aún pude oír que me decía, gritando: ¡te dije que no te asustaras!
martes, 2 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario