—¡Demasiado aire! ¿Qué número estás usando, Wilford?
—Es el número 7, señora.
—Cambia a un número inferior, Wilford. ¡Me estoy ahogando!
—De acuerdo, señora. ¿Le parece bien el número 4? Recuerde que el cinco y el seis están en reparación...
—¡Cómo! ¿Todavía en reparación? ¡Serás inútil! Me parece que voy a mandar instalar aire acondicionado... ¿Y sabes, entonces, lo que haré contigo?
—No, señora, no lo sé.
—¡Pues te lo voy a decir muy clarito! ¡Voy a mandarte a ti, y a tus abanicos mugrientos, al Congo Belga, para que abaniques a los negros, inútil!
—De acuerdo, señora, mientras me pague usted el sueldo, es usted muy dueña... pero recuerde que el Congo Belga ya no existe, si me permite decírselo.
—¡Ah! No lo recordaba. Bien, sigue entonces abanicándome con el 7 pero con menos brío, que me voy a resfriar.
—De acuerdo, señora.
martes, 2 de febrero de 2010
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