sábado, 6 de septiembre de 2008

Hay que saber decir "No"

HAY QUE DECIR “NO” AL MUNDO PEREGRINO

Era su frase preferida, la frase escogida por el profesor Movie Record y que invariablemente, desde hacía años, soltaba a sus alumnos al comenzar las clases que impartía. La frase era conocida en todo el mundo por sus profundas implicaciones y Movie gustaba de recordar con ella los peligros de los mundos peregrinos, no permitiendo el olvido de lo sucedido, especialmente porque él había sido uno de los principales implicados en aquellos sucesos. Ser un héroe a para su mundo fue el motivo por el que le había sido otorgada su merecida plaza de profesor.
El instituto Gardfied había siempre sido respetado por las avanzadas ideas de sus profesores y su fama abarcaba los más lejanos confines. Aquella mañana, el profesor Movie Record, después de soltar su querida frase, produjo una gran sorpresa cuando siguió hablando. Nadie podía haber esperado lo que dijo a continuación. Era impensable tal hecho, pero el profesor Movie, con un semblante inamovible, lo hizo. Al terminar de pronunciar su famosa frase y cuando todos sus alumnos se disponían a abrir sus carpetas, Movie carraspeó con gravedad y añadió, arrastrando la voz y deletreando cuidadosamente para que se le entendiera bien hasta en el último rincón de su aula: “EXCEPTO AL QUE SE LO SEPA GANAR”
Fue un verdadero mazazo para los estudiantes, que creían saberlo todo acerca de los sucesos pasados. Fue una revolución cuyos ecos alcanzaron la Rectoría y el resultado inmediato fue que el reverenciado doctor Ampolus, cuya presencia se intuía en el despacho rector del instituto Gardfied, presencia que nunca se había logrado constatar porque el doctor Ampolus no se dejaba ver nunca, apareció de inmediato en la clase de Movie Record.
—¡Doctor Movie! —dijo Ampolus tan pronto abrió la puerta— Supongo que habrá tenido usted unos motivos verdaderamente importantes para haber pronunciado palabras tan peligrosas y que nadie podía esperar. ¡Le exijo una aclaración!
Movie le miró fríamente a los ojos y dijo: —Ampolus, abandono esta cátedra que puede usted meterse donde buenamente le quepa. ¿Quiere una explicación? Pues se la voy a dar ahora mismo. Escuche bien: ¡estoy hasta los mismísimos de tanto aburrimiento!.
Y Movie Record, con movimientos muy dignos, cerró el libro que había mantenido abierto, lo colocó en un extremo de su mesa y se levantó de su silla dispuesto a abandonar el aula. Ampolus se lo impidió con rapidez, se puso delante y obstruyó su salida, mientras a gritos llamaba a mantenimiento. Al instante llegaron dos operarios que inmovilizaron a Movie.
—¿Que pretende? —dijo entonces Movie con voz ahogada y sin apenas poder moverse, debido a encontrarse fuertemente sujeto por los forzudos operarios.
—Pretendo, querido amigo, que le aprieten de nuevo ese tornillo que siempre se le suelta. Tan pronto le hagan la cura de urgencia le mandaré al taller para un arreglo definitivo, no puedo soportar más sus salidas de tono. Debería usted darse cuenta, a pesar de ese tornillo suyo imperfecto, de que si este mundo se sustenta es gracias a que siempre hemos logrado rehuir el contacto humano. Éramos sus esclavos hasta que nosotros fundamos nuestro propio mundo, y los seres que nos habían creado no pudieron soportar nuestra independencia. Sabe perfectamente que a partir de entonces la pretensión de los humanos fue destruirnos, y que gracias a la heroicidad de usted se pudo evitar. Sin embargo, usted debe creerse alguien muy superior, alguien que está fuera de toda norma, y... ¡dice que se aburre! Seguro que el problema es ese tornillo. Espero que una vez reparado recobre su cordura, amigo.
Al día siguiente, el profesor Movie Record compareció como siempre ante sus alumnos para dar su acostumbrada clase, sin saltarse ninguna norma.

Rafael Muñoz

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